domingo, 27 de noviembre de 2011

COLABORACIÓN CON ARE Y CALLE DEL AGUA EN EL XII ANIVERSARIO DE MANUEL BENÍTEZ CARRASCO

XII ANIVERSARIO DE MANUEL BENÍTEZ CARRASCO
El pasado sábado, día 26 de Noviembre de 2011, la Asociación “Calle del Agua, junto a la Asociación de Rapsodas Españoles ARE, en la sede de la Asociación de Jubilados y Pensionistas “Virgen del Rocío”, rindieron homenaje un año más al poeta Manuel Benítez Carrasco ya que el día 25 se cumplió el doce aniverario de su falta y no queremos que el olvido pase por lo alto. Aunque eso ya es imposible, sus versos se mantienen en el corazón de tantas criaturas y son tema de tanto libro que su obra es ya inmortal.

Tras compartir una entrañable comida, comenzaron los poemas. Juan Real y yo nos honramos en presentar a los artistas participantes: el primero en intervenir fue el propio presidente de ARE, Juan Real. Nos recitó “El árbol”, “Soleá del amor desprendío” y “La Barca”. Seguidamente tuvimos al benjamín de los rapsodas, Abrahan Aparicio Mena, que nos recitó “El niño que todo lo quería ser”. Seguidamente actuaron Mª Ángeles Castillo y Antoñita Soriano que nos deleitó con “Juerga en el cielo”.

Yo tenía preparadas algunas fotos inéditas y algunos recortes de prensa muy interesantes, que proyecto para los amantes de Manuel Benítez Carrasco allí presentes. Hablé algunas vivencias personales y recuerdos de mi niñez con respecto al conocimiento que del poeta me llegó por mi tío Gabriel González, emigrante a la Argentina en los años cincuenta y de Joaquín González Medina, un amigo que bien puede incluirse en mi propia familia.

Estuvieron presentes en el acto los poetas Juan Miguel González del Pino, Pilar Bugella, Manuel Salinas y Laure Quesada, el presidente de la Federación Cívilis, Antonio Fuentes; el director de la revista “Tu Barrio” y conocido periodista Manolo Reina, el alcalde de la Panda de Teatinos y tesorero de la asociación anfitriona, Manuel Reina Olmedo; la reportera Jacqueline Garcia Garcia, los directivos de “Calle del Agua” y muchos amigos entre los socios de las tres entidades, todos amantes de la obra del poeta Manuel Benítez Carrasco.

Un año más nos juntamos un puñado de románticos a decir versos preciosos, a honrar su figura. Como fuera desde aquel memorable homenaje en la Peña del Sombrero y en el Ateneo de Málaga, desde 1999. Y qué sea por muchos años.

Gracias a todos por estar presentes, en nombre de los tres colectivos unidos y en el mío propio.

Mariví Verdú


Manolo Reina, director de la revista "Tu Barrio", nos dedicó una foto y uno de sus comentarios a este evento.
Muchas gracias, amigo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

DOS DÍAS INOLVIDABLES

Acabamos de llegar de Granada y no me conformo con descansar sin antes contar el maravilloso viaje que hemos hecho los compañeros de la Asociación de Jubilados y Pensionistas “Virgen del Rocío”, los buenos amigos y familiares que nos han acompañado.

Nuestro itinerario pasaba por Salinas, donde paramos a desayunar un suculento surtido de exquisiteces del lugar. La surrapa no podía estar más buenísima, quien la probó lo sabe... A las once y cuarto y tras encontrarnos la carretera de Fuentevaqueros cortada y sin señalización, anduvimos por campos que tal vez de otra manera no hubiéramos descubierto, todo rezumando agua y verdor, una preciosidad. Algo más tarde de lo previsto llegamos a casa de Federico García Lorca que nos estaba esperando. A mí me llevaba esperando más de cincuenta años aquella casa cuidada y azul que vió nacer a uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Para mí...un santuario. Para todos, creo, un rato inolvidable.
A pesar de que no pudimos hacer fotos del interior, podría describiros su cunita, la cama de sus padres, adonde fue alumbrado; su pasadizo secreto, por donde tantas veces se escondería, bajo las escaleras. Sus alacenas, sus sillas, el suelo que pisaran sus pies niños... Fue en el patio donde nos dejaron hacer fotos a gusto. Aquí está la prueba. Todo un placer para todos ese rato de paz rodeado de macetas y con su imagen presidiendo cada retrato, como si su alma anduviera entre nosotros abrazándonos.

Allá por el mediodía nos fuimos a comer y a descansar un rato. Luego pasamos la tarde libre en la bella ciudad de Granada. Cada uno hizo lo que le vino en gana y volvimos a orillas del Darro a la hora señalada para irnos a cenar.

Después de la cena no faltó quien se echó su bailecillo ni su buena panzada de reir con las monerías de los bailarines portugueses con los que compartimos el hotel.

Hoy, a primera hora, nos dispusimos para ir al Parque de las Ciencias. Yo no lo conocía ni muchos de los que íbamos. Y qué maravilla, madre mía. No me hubiera salido del mariposario en todo el día. Y, como yo, todos los demás. Sólo hay que mirar la cara de felicidad de Candelaria para imaginar la de todos nosotros. Y en el planetario tres cuartos de los mismo. Todo el recinto bien merece la pena, las aves sueltas, de cetrería, las distintas salas dedicadas al cuerpo humano, a la electricidad, a los dinosaurios, pero lo mejor de todo ha sido la casualidad de coincidir con la exposición de M. C. Escher “Universos Infinitos”: una delicia. Un hallazgo inolvidable. Escher fue un pintor holandes enamorado de la Alhambra, un ser genial en su concepción de la pintura, de la geometría, de las ilusiones ópticas, de la manipulación de la realidad hasta llegar a pintar lo imposible.

Hemos regrasado después del almuerzo, no sin antes parar en Santa Fe para degustar los famosos piononos en un rato de agradable despedida de la hermosa provincia hermana. Hemos regrasado en silencio, creo que con algo de pena, pero cuando hemos divisido el mar azulísimo, nuestra bella bahía, el cucurucho de nuestra manquita y esa paz que nos da el sabernos en nuestra casa, casi arrancamos a aplaudir. Y todo fueron elogios y vivas: ¡ole mi Málaga!, ¡qué bonita es!, ¡por algo le dicen La Bella!, ¡ojú, qué alegría, Dios mío, de llegar a mi tierra! y cosas como éstas.

Gracias a Antonio Martín, nuestro amigo, el chofer del autocar que, tan amable y generoso como siempre, nos ha hecho disfrutar una vez más de nuestro viaje y sentirnos cómodos y bien atendidos. Y a todos los compañeros por ser tan buenas personas y tan comprensivos.
Un abrazo y hasta la próxima, amigos.

Cariñosamente, Mariví Verdú