Visitamos la propia ciudad y el precioso pueblo de Alameda. Salimos con Antonio Martín, el mismo chófer que en la pasada excursión y con quien esperamos viajar de aquí en adelante y nos preparó un recorrido por la parte alta de Antequera desde donde divisamos unas panorámicas preciosas de la hermosa Ciudad de los Conventos. 

Bien es verdad que en mi recuerdo llevaba a un antequerano querido del que hace muy poco se ha cumplido un año de su ausencia. Una ausencia más que triste para mí. Hablo del poeta José Antonio Muñoz Rojas.
Paramos a desayunar en el mismo Antequera un potente desayuno en el Café de Indias y nos dirigimos después a un obrador en el que habíamos concertado una visita.


Paramos a desayunar en el mismo Antequera un potente desayuno en el Café de Indias y nos dirigimos después a un obrador en el que habíamos concertado una visita.

Allí pudimos degustar mantecados, polvorones y todo un surtido navideño. Nuestros socios compraron lo que les apeteció a un precio bastante asequible y con un buen sabor de boca. Gracias al personal de La Antequerana por su invitación y buen trato.
Nuestro almuerzo estaba concertado en la Posada de José María El Tempranillo. Todo un hogar abierto nos puso Paco a nuestra disposición.
Unos troncos en la chimenea y una decoración de la época romántica, de los tiempos de los bandoleros, una excelente comida y un compañerismo del que hace alarde nuestra asociación ayudaron a darle brillantez al clima y a la hospitalidad que ya de por sí tiene el lugar.

La visita que teníamos prevista al pueblo de Alameda y a su Hogar de Jubilados se vio sorprendida por una buena tormenta que nos hizo regresar antes de los previsto. A pesar de todo, fuimos a tomar café todos al Hogar y a saludar a los amigos brindando la oportunidad de una visita a nuestra sede.


Cariñosamente, Mariví Verdú


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